Estos tiempos apocalípticos mexicanos trajeron una nueva sorpresa que dejó de serlo al venirse anunciando desde que se decidía en Yucatán quién sería el candidato por el PAN al gobierno. No sabría decir si la mejor opción era Ana Rosa Payán, pero sí me llama la atención que se postule por otro partido.
Lo gracioso es que el partido por el que se postula recién nació después del lío que se armó luego de la complicadísima elección del año pasado. ¿Se vale cambiar de partido? ¿Que un partido no es una ideología y se milita en él porque se comulga con sus principios?
No puedo decir si ella era la mejor opción, repito. Pero creo que una persona que esta dispuesta a postularse por cualquier partido con tal de competir por el poder no merece ningún voto. Renunciar a su partido por no estar de acuerdo con la manera de elegir al candidato e incluso denunciar públicamente los malos manejos fue excelente. Estaría dispuesto a comprar su argumento heróico de renunciar por cuestión de principios. Pero postularse por otro partido y especialmente por uno radicalmente opuesto a los ideales de los azules no lo compro.
Me pregunto si la señora se dará cuenta que lo que está haciendo es llevarse a sus simpatizantes - los que todavía creen en ella - a un partido que lo único que está buscando es una oportunidad para ganar otro estado, de esos, del grupo de los pobres.
miércoles, 31 de enero de 2007
sábado, 20 de enero de 2007
Una fábula
A un panal de rica miel
dos mil moscas acudieron
y por golosas murieron
presas de patas en él.
Otra dentro de un pastel
arrojó su golosina.
Así, si bien se examina
los humanos corazones
perecen en las prisiones
del vicio que las domina.
dos mil moscas acudieron
y por golosas murieron
presas de patas en él.
Otra dentro de un pastel
arrojó su golosina.
Así, si bien se examina
los humanos corazones
perecen en las prisiones
del vicio que las domina.
Félix María Samaniego.
jueves, 11 de enero de 2007
¿Quién nos cuida?
Muchas veces vemos en el país un montón de empleos, que son básicos pero que nadie quiere, ocupados por gente, que tampoco los quiere pero que tiene que tomarlos porque no tiene otra opción.
En este momento se me ocurren rápidamente los de chofer de trasporte público (les dicen operadores) y policía. Resulta curioso que muy pocos adultos quieran ser policías cuando casi todos de niños hemos tenido esa idea.
Obviamente cuando uno es niño ve en los policías a las personas encargadas de proteger y cuidar a los civilies, o sea, prácticamente unos héroes. En enfoque cambia radicalmente conforme uno va creciendo y entiende que si quiere ser algo en la vida tiene que estudiar porque si no, va a terminar siendo policía u operador. Entonces tenemos un par de personjes importantes en esta obra que es nuestro país y que son el que es alguién (contaddor, abogado, arquitecto, ingeniero, etc., etc., etc.) y los policías. Si nos bajamos del escenario por un segundo y tratamos de observar a los personajes y sus roles nos damos cuenta que unos representan la fuerza productiva del país y los otros la seguridad. Qué irónico resulta pensar que aquellos que cuidan los engranes productivos del país resultan ser los menos adecuados para hacerlo. Obviamente no tiene la culpa el indio pero definitivamente es recriminable que ser policía en este país sea uno de los peor pagados y peor entendido de los empleos.
Recientemente el presidente encabezó un operativo especial para luchar contra el narco en Michoacán y, más que curiosamente, obviamente, no utilizó a la fuerza pública del estado sino al ejército. Tendría lógica si pensamos que quienes han luchado directamente contra el narco en este país han sido los soldados y los federales más que las policias de los estados, pero también es cierto que ha sido así porque el ejército tiene mucho más capacidades tácticas y armas; en suma, están organizados. Con esta conclusión es todavía más alarmante que quienes nos cuidan sean sujetos muchas veces sin educación y que, también hay que decirlo, no tienen más opción.
¿Quién cuida a los niños? Obviamente sus padres, casi siempre de manera natural responsablemente. La constante también es que los peores padres son de manera natural los que no han querido serlo pero tienen que adoptar el rol. Piense por un momento. ¿Quiere usted salir a cenar con su pareja y no tiene con quien dejar a sus hijos? ¿A quien contrataría para cuidarlos? ¿A la más respetada compañía de niñeras que pueda pagar o se lo pediría a alguien que no tenga nada mejor que hacer en ese momento? Entonces, señor diputado, señor senador, ¿por qué las personas que nos cuidan son las menos adecuadas para hacerlo?
Obviamente, no hay solución fácil pero tampoco la hay para la enorme lista de problemas que tiene este país. Lo que sí tenemos es un grupo de gente que cobra un sueldo con la única responsabilidad de pensar e implementar soluciones para todo esto.
Ojalá en el futuro los niños que hoy sueñan con ser héroes como los de CSI ó The Shield puedan encontrar un camino que a fin de cuentas nos va a benficiar a todos los demás. Ojalá que los que nos cuiden en el futuro sean los padres responsables que necesitamos para nuestro bienestar.
En este momento se me ocurren rápidamente los de chofer de trasporte público (les dicen operadores) y policía. Resulta curioso que muy pocos adultos quieran ser policías cuando casi todos de niños hemos tenido esa idea.
Obviamente cuando uno es niño ve en los policías a las personas encargadas de proteger y cuidar a los civilies, o sea, prácticamente unos héroes. En enfoque cambia radicalmente conforme uno va creciendo y entiende que si quiere ser algo en la vida tiene que estudiar porque si no, va a terminar siendo policía u operador. Entonces tenemos un par de personjes importantes en esta obra que es nuestro país y que son el que es alguién (contaddor, abogado, arquitecto, ingeniero, etc., etc., etc.) y los policías. Si nos bajamos del escenario por un segundo y tratamos de observar a los personajes y sus roles nos damos cuenta que unos representan la fuerza productiva del país y los otros la seguridad. Qué irónico resulta pensar que aquellos que cuidan los engranes productivos del país resultan ser los menos adecuados para hacerlo. Obviamente no tiene la culpa el indio pero definitivamente es recriminable que ser policía en este país sea uno de los peor pagados y peor entendido de los empleos.
Recientemente el presidente encabezó un operativo especial para luchar contra el narco en Michoacán y, más que curiosamente, obviamente, no utilizó a la fuerza pública del estado sino al ejército. Tendría lógica si pensamos que quienes han luchado directamente contra el narco en este país han sido los soldados y los federales más que las policias de los estados, pero también es cierto que ha sido así porque el ejército tiene mucho más capacidades tácticas y armas; en suma, están organizados. Con esta conclusión es todavía más alarmante que quienes nos cuidan sean sujetos muchas veces sin educación y que, también hay que decirlo, no tienen más opción.
¿Quién cuida a los niños? Obviamente sus padres, casi siempre de manera natural responsablemente. La constante también es que los peores padres son de manera natural los que no han querido serlo pero tienen que adoptar el rol. Piense por un momento. ¿Quiere usted salir a cenar con su pareja y no tiene con quien dejar a sus hijos? ¿A quien contrataría para cuidarlos? ¿A la más respetada compañía de niñeras que pueda pagar o se lo pediría a alguien que no tenga nada mejor que hacer en ese momento? Entonces, señor diputado, señor senador, ¿por qué las personas que nos cuidan son las menos adecuadas para hacerlo?
Obviamente, no hay solución fácil pero tampoco la hay para la enorme lista de problemas que tiene este país. Lo que sí tenemos es un grupo de gente que cobra un sueldo con la única responsabilidad de pensar e implementar soluciones para todo esto.
Ojalá en el futuro los niños que hoy sueñan con ser héroes como los de CSI ó The Shield puedan encontrar un camino que a fin de cuentas nos va a benficiar a todos los demás. Ojalá que los que nos cuiden en el futuro sean los padres responsables que necesitamos para nuestro bienestar.
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